OPINIÓN – La canonización de Sebastián Piñera, Santo patrono del Estado/capital. Por Julio Cortés
Como en todos los últimos veranos en Chile, el gran acontecimiento de inicios del mes de febrero era la catastrófica irrupción de incendios forestales en la zona central, por efecto de la sequía y otros efectos de la depredación extractivista en la zona, que ya había causado más de 130 fallecidos, decenas de desaparecidos y miles de viviendas destruidas. Pero la agenda noticiosa olvidó repentinamente esta tragedia apenas se supo que el martes 6 de febrero el multimillonario hombre de negocios y ex presidente de Chile Sebastián Piñera Echeñique, de 74 años, había caído al Lago Ranco en la región de Los Ríos poco después de almorzar con un viejo amigo también empresario, a bordo de su helicóptero Robinson 44 que él mismo pilotaba. Sus 3 acompañantes (familiares y socios) lograron salvar con vida, mientras el cadáver del piloto tuvo que ser rescatado por buzos, a más de 20 metros de profundidad.
De inmediato el conjunto de los partidos del régimen, desde la derecha republicana de José Antonio Kast al Partido “Comunista” de Chile (SIC), se entregaron al ritual del “funeral de Estado”, con tres días de duelo oficial, guardias de honor y largas filas de asistentes en el edificio del Congreso en Santiago, con una cobertura incesante y unánimemente acrítica en la prensa y medios masivos.